Todas las personas tenemos esos genes en un nivel más o menos profundo, es algo innato. Eso se llama BIOFILIA «tendencia o amor hacia lo vivo». Viene del latín «bio» vivo y «philia» que es un tipo de amor fraternal.
En realidad Erich Fromm en 1973 fue el primero en usarlo. Según él la biofilia es: «la pasión por todo lo viviente, es una pasión y no un producto lógico, no está en el «Yo» sino que es parte de la personalidad. Lo contrario es necrofilia». En 1984 por Edward O. Wilson, Biólogo, quien escribió un libro Biophilia y la describe como «la capacidad de maravillarnos por la vida que nos rodea es una tendencia innata, presente genéticamente en los seres humanos debido a que toda nuestra evolución ocurrió en medio, y gracias a la naturaleza».
Esta conexión natural, hacía que las personas fueran más sensibles, se conectaban con la tierra de una manera más profunda, escuchaban y sentían la tierra, se movían e interactuaban con ella, aprovechaban ese contacto para las siembras, la maternidad, los ciclos, los cultivos, las estaciones.
Muchos descubrimientos, si no la mayoría, resultaron de la observación de la naturaleza y sus seres.
Lamentablemente, el modo de vida actual, las «exigencias» del medio, el ritmo veloz en el que nos vemos envueltos, las grandes densidades de población han hecho que nos desconectemos de ella. Nos dejamos atraer por este ritmo y entramos en desconexión con la tierra.
Sin embargo, la mayoría de las veces, en época de vacaciones, una gran cantidad de personas buscamos la naturaleza para nuestro descanso: montañas, mar, lagos, parques naturales…Y esto es bueno, aunque deberíamos hacerlo con mayor frecuencia!
Sabemos y muchos de nosotros lo sentimos, también hay estudios que muestran que el contacto con la naturaleza trae beneficios a nuestra salud a todos los niveles: mental, emocional, físico y espiritual.
Recuperar esa conexión significa que además de aprovecharla para tu bienestar, también te impulse a respetarla y cuidarla, cuidando sus recursos ya que todos necesitamos de ella para vivir.
Recordemos que el color verde, en cromoterapia, emitido con radiestesia y tomado directamente de la naturaleza, es un color sanador, relajante, tranquilizante, nos ofrece paz y equilibrio. ¿Te has puesto a pensar cuantos tonos e intensidades de verde hay en la naturaleza?
El otro color predominante en la naturaleza es el azul. El azul es un color refrescante, tranquilizante que nos da paz mental.
¿Qué tal si empiezas a recuperar esa conexión? el momento es ahora. Estos tips te pueden servir. Cuando pases por un parque dirige tu vista hacia él, disfruta sus colores, si puedes, camina dentro de él y observa cada detalle; igual con las montañas, con un lago.
Usa todos tus sentidos, conéctate con tu cuerpo. Escúchalo y aprovecha esta conexión natural para ayudarlo a sanar.
Hazlo de manera consciente, con empatía y sensibilidad.
Información extraída de un artículo publicado por el portal Expok y https://www.endemico.org/picks-del-editor/biofilia-amor-por-todo-lo-vivo/