Por Ximena López
Empiezo este escrito con un extracto del libro Los Mensajes del agua de Masaru Emoto.
“El ser humano aparece físicamente en esta tierra por primera vez cuando el óvulo de la madre y el esperma del padre se encuentran y se convierten en un huevo fertilizado. En este momento, el agua forma parte de alrededor del 95% del huevo, es decir, que éste es casi completamente pura agua. La cantidad de agua que hay en un cuerpo humano maduro es del 70%. Con razón se dice que el cuerpo humano está hecho de agua.
La gente vive rodeada cotidianamente de varios tipos de agua hasta el día en que deja de existir. A la Tierra se la llama el «Planeta Agua» y aproximadamente el 70% de su superficie está cubierta de agua. ¿Acaso no es esto algo similar a lo que ocurre con el cuerpo humano? La mayor parte del agua del planeta, a saber, agua pluvial, corrientes subterráneas, lagos, pantanos y ríos, está en el mar”
A estas alturas ya sabes varias cosas de mi, entre ellas que amo el agua. Una de las mejores experiencias de mi vida es la de bucear, aprendí en 1986; años después me hice Instructor de buceo y ejercí por 20 años.
A través de ese contacto con el agua he aprendido cantidad de cosas de mi misma a todos los niveles. Bucear y enseñar implica una gran cantidad de actividades: relación con muchas personas con temperamentos, miedos, comportamientos diferentes. Además conocer y visitar lugares y culturas. El agua no se queda atrás, ella también nos ofrece o lleva consigo diferentes características como mareas, oleaje, corrientes, visibilidad, temperatura, animales, paisajes, profundidad…y otras más.
A través del contacto, de la observación y de la interacción consciente con la naturaleza podemos descubrir cosas maravillosas y otras no tan maravillosas de nosotros mismos. Las maravillosas para aprovecharlas y las no tan maravillosas para gestionarlas o resolverlas.
El agua tiene unas características particulares: fluye de áreas altas a bajas, siempre encuentra una salida, un lugar para moverse. El agua hidrata y purifica. Pero también puede inundar y arrasar. Produce sonidos y tiene movimientos que muestran “su temperamento”.
Piensa e imagina el agua y hazte estas preguntas:
¿Qué significa para ti? ¿qué emociones te genera? ¿qué sensaciones? ¿tienes en tu ser algunas de sus características?¿fluyes?¿reconoces tus emociones? ¿encuentras fácilmente solución a tus problemas?
Vive en armonía con la naturaleza. Descúbrete, conócete, siente y sana a través de ella.
¿Te pasa como a mi? ¿pensar en agua te da tranquilidad, paz, desconexión mental?
Y ahora la última pregunta ¿cómo te conectas con la naturaleza?